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Cataluña quiere ser independiente

O eso dicen algunos. Aunque se olvidan (o quizás no, pero hacen como si se olvidasen) de cuál es el nivel real de independencia de Cataluña respecto del resto de España. Y para verlo nada mejor que un par de ejemplos mundanos y bien sencillos. Si una imagen vale más que mil palabras, entre palabras e imágenes este post lo va a dejar clarísimo.

«Mederaño» es un vino blanco que comercializa Freixenet con la denominación de origen «Tierra de Castilla» y que podemos encontrar en los comercios alemanes, como es normal (lo paranormal se lo dejamos a los que hablan de familias reales catalanas), bajo la bandera de España.

José Luis (Josep Lluís) Bonet, presidente de Freixenet, decía allá por el 2001 cuando iniciaron la andadura de esta comercialización que  «lo idóneo hubiera sido acudir al mercado alemán con la denominación Vinos de la Tierra de España, porque en Alemania lo español barre». Bonet consideraba entonces que «es imprescindible para las empresas españolas que el Ministerio de Agricultura apruebe esta denominación en breve si queremos competir de tú a tú en los mercados internacionales con los vinos de países tan pujantes como Chile, Suráfrica o Australia». (Cinco Días). No sé si es que el empresario cambió de opinión, pero estoy más bien por terquear que desde entonces y hasta la fecha el Ministerio de Agricultura no ha hecho sus deberes, porque la foto que acompaña este párrafo ha sido tomada estos días en las estanterías de un conocido hipermercado alemán, y como se puede apreciar a pesar de la baja calidad la denominación usada es «Tierra de Castilla».

Por otra parte, aquí les dejo el anuncio con que Freixenet promociona su producto estrella en las tierras germánicas. El comienzo de la pasión. Segovia, música con aire flamenco y una escena inspirada en la «rapa das bestas» gallega son los elementos que lo conforman.

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Cuando uno viaja por el mundo, se encuentra con gracietas como la de los tés Messmer. Es “divertido” ver a la marca alemana Messmer comercializar tés de naranja bajo el nombre “Cataluña” con dibujos de abanicos y molinos de viento; pero más allá de la gracia que a uno le hace encontrar semejante confusión no parece reprobable que un alemán piense que son típicamente catalanes las naranjas, los abanicos y los molinos.

Como tampoco es reprobable que Freixenet grabe sus anuncios en Segovia con música de toque andaluz e inspiración en el folclore gallego.

Es completamente normal que las empresas catalanas (como las de cualquier otra región de España) usen Segovia (o cualquier otra ciudad de la geografía nacional), las sevillanas y lo que se tercie de la iconografía y el folclore españoles para vender sus productos fuera de España,  porque cualquier región de España pierde muchísimos elementos culturales de alto valor comercial si sólo se queda con lo que se confina en su territorio y prescinde de lo que aportan sus vecinos; y, ciertamente, fuera de España el conocimiento de nuestra geografía y nuestras peculiaridades regionales es más o menos el mismo que el que tenemos nosotros de los demás países.

Algo de esto seguramente tenía en mente el presidente de Freixenet, José Luis Bonet cuando afirmó que la «marca España» y la «marca Cataluña» son perfectamente compatibles

El caso de Freixenet, cuyo presidente según parece dijo hace pocos días en una entrevista que era una suerte vivir en un país como España, me ha de servir para responder a la pregunta: ¿Qué le queda a Cataluña sin España? ¿La espuma? Porque el vino nos lo quedaríamos los españoles (Castilla no es una parte de Cataluña, aclaración para quien pueda leer esto sin conocer ni papa de la geografía española y tenga la tentación de meterse a diseñador de cajas de bolsitas de té), así como el resto de la iconografía que en estos dos sencillos ejemplos ha aparecido: Los molinos (también en Castilla), la música flamenca (en Andalucía); la «rapa das bestas» (en Galicia),  y ya puestos, incluso las naranjas (porque están principalmente en Valencia, Andalucía y Murcia). Hasta los corchos que cierran las botellas, porque los alcornoques hay que encontrarlos en Extremadura.

Publicado en Entradas antiguas

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